jueves, 28 de junio de 2012

-Y De Un Aletazo-




Y las palomas fueron desplomándose, del cielo, de los campos, de las repisas de las ventanas, de las estatuas en Roma, de los parques en Europa, fue vaciándose el cielo, simplemente quedó azul, como un lienzo virgen esperando el pincel, como un vaso congelado más que blanco más que transparente.


Sin hojas de olivo fue perdiéndose el mundo ante mis ojos, ante la ceguedad abierta de esta mirada, no había nada más por hacer, no había latidos sobre la tierra, no había más enamoramiento en las sonrisas, sin lugar a duda había perdido gusto por vivir, no me gustaba vivir pero no podía no hacerlo.

Y comprendí muy oportunamente que sigue siendo el vacío solo eso, un hueco invisible plantando, bien cimentado en el esófago, una circunstancia que me obliga a llorar, contra mi voluntad, contra mis propios deseos, un disfraz mal costurado de la capa interior del corazón, es la estrecha y pequeña línea de mi imaginación casi extirpada, sin solución, sin más tregua.

Sigo cuestionando al Dios que me niego a reconocer, ¿cuántas cartas le habría escrito? ¿Cuántos cancioneros no terminados habré compuesto? ¿Cuántas pinturas sin color habré plasmado? Enamorarme del hombre con el nombre  más feo del mundo, infectarme de tantos vicios, Sigo parlando a solas como cuando era niña, sigo con los mismos temores, que ahora son mis más acérrimos enemigos.

Sigo por Todo lo que he jurado en vano, sigo, despidiendo ese olor a ceniza y café amargo, ese “agridulce entre cortado” que picotean las palomas que han bajado para despedirme, No bebo del vaso roto, no bebo porque se me ha caído la lengua, de tanto besar bocas sin sabor, ya no creo en las mentiras, tampoco en las verdades, ya no creo simplemente, en nada en nadie.

Mi corazón caminó mil veredas infectadas, mi corazón se desnutrió en la cansada espera, mi corazón simplemente escapó de mí, por la mala vida que le daba, las palomas bajaron para comérselo a pedazitos, para hacerlo como coladera, como remiendo de tristeza, y se ha quedado colgado en un árbol de Casuarina.

De mis viajes sin regreso, ¿cuál de ellos me trajo a casa? Cuál de ellos salvaguardó mis sentimientos, es mentira, que los pardos son los únicos que pasean de noche, yo intenté por todos los medios de pintarme azul transparente y entre el ir y venir se me oscureció la noche.

Tengo un pedazo de tiza, dibujo jaulas en el piso, jaulas con un traste con agua y uno con alpiste, las palomas que se me perdieron del cielo, vendrán volando, estampando su pico perfecto en mis jaulas inventadas, todas ellas sin rumbo, sin saber porque, regresarán a su sitio.

Mis palomas han dormido un millar de años luz, mis palomas son mis cuentos, mis tristezas mi amores frustrados que ya no caben en el cielo ni en el suelo ni en el subsuelo, mi cielo se ha partido con los arañazos que dejé en la puerta, se ha pintado del rastro “sendérico” que dejaste al despedirte, ¿pero qué digo despedirte? Si ni bondad alguna hubo en ti, solo así, llegaste, “te viniste” te saliste y te fuiste.

¿Manchones de lágrimas, vasitos diminutos de hielo en el congelador, ¡agua para palomas!, roció de la mañana, y en todos estos años, mis trazos tan amargos, mis carreteras dibujadas, apodadas de mí, con mis huellas, con mis llantas incrustadas, aquellas viejas canciones que tanto dolían decir, hoy son “cotidianas” como cualquier subvenir.

Escribo porque no encuentro razón alguna para pensar, escribo porque las palomas que había en el cielo no me pueden escuchar, porque mi paz se fue al infierno 7 años atrás, escribo porque no hay remedio alguno, la pizarra al corazón, la venda hecha tinta y la cura mi eterno reclamo a la vida.

Y cuando miré al cielo, no había nada, seguía tan sola como acompañada, mis ojos no tenían más luz, mis manos enrolladas y calcinadas, mi boca sedienta era un pozo de inanición y cuando miré al cielo, aquel pájaro que fui, estaba colgado en medio, con los ojos entre sacados, con las plumas desprendidas, con el pico bretado y con el corazón hecho añicos.

Y las palomas fueron desplomándose, del cielo, de los campos, de las repisas de las ventanas, Y cuando comprendí que el cielo era mío, ya no pude volver a escribir, se quedó el cielo en blanco, en mudo mi silencio fue, un mar de lagrimas perdido, un corazón desprendido, un amor que nunca olvido y aquellas palomas blancas se comieron mi paz, y se fueron volando para nuca regresar. 

Una pausa Del cielo, se caen, del cielo se han caído.  [...] Mis palomas dijeron AMÉN.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Sin La Vida Del Otro…



Sin La vida del otro…

Eres tan repentina como la muerte. ¡Vida!

-"Mi Vida En Gris", Como El Goteo Imparable De Un Nostálgico Sufrimiento-
Y el silencio se parte en diminutos padecimientos antiguos, en pérfidas auroras que vuelven cuando no han llegado.


Tu partida, de vuelco en vuelco ha dejado manco al corazón, sin brazos ni hoyuelos, en un batiscafo arrepentido por haber navegado.


Susurros que llegan en horas inadecuadas, retratos que padecen insomnio, cigarrillos encendidos por dedos congelados, labios marchitos y ojos moribundos.


Decir que me voy desde el suelo en el que ni siquiera estás, despedirse de quién jamás se ha conocido, de quién no dice adiós por jamás haber llegado, una maravillosa nostálgia que reparte entradas al “burlesque” del alma.


¡Vendo mi alma al mejor postor, vendo mi cielo, él que no me dejó florecer.


Las cartas dirigídas, el remitente siempre el mismo, el pensamiento vestido de mujer, hombre, niño, anciano, todo lleva el sello quemado de un nombre.


Mi vida fuera de mí. -Me hubiese encantado conocerte después de mí-.


Las horas tienen un suave y ligero sabor a pasado rancio, perdido entre livianas melodías que no vuelven, ha pasado, y trágicamente se estaciona entre un corchete interminable de malos textos.


El hombre que camina solo por las calles, descalzo, hambriento, con la barba crecida y un sin fin de malas palabras en los labios, ha dejado el corazón en alguna parte para no perder el tiempo, le veo a diario, como si su rutina fuese recordarme el ciclo en el que vivo padeciendo.


Las memorias que tengo de mí, no son precisamente recordables, las que tengo de vos, son como viajeros cansados, sedientos que alucinan tras un largo monto de tierra infértil.


Alucinaciones que repican en la punta de la lengua y siguen zumbando hasta la mente.
Es más fácil morir que entender a un poeta, es más fácil parir de cabeza que deslumbrarse ante la locura de un escritor, ante las partes reacias de sus crudas e irremediablemente flageladas letras, la pluma, la hoja y los retorcidos pensamientos que viven en sí, son mi esperanza, la esperanza de ti ; sonetos inéditos, ¡absurdos! ¡Incoherentemente bien hechos, y que no puedo leer.


¿Acaso no piensas venir a mí? Sonámbulo, diacrítico, espectro, empaño del espejo, moribunda ansiedad.


Cicatrices en el rostro, menos repulsivas que las del interior, lagrimeo constante, con nada supero el chantaje emocional que me hace la mente.
Cada uno abrazado al otro, en distinto sitio, en distinta forma, abrazados en distintos brazos, como si aquel fuese el otro.


Cuando comenzaba, todo lo que era…
Cuando te recuerdo, se apaga el silencio, para darle paso a tu susurro.
Cuando te recuerdo, me parece que las noches perfectas fueron las que reinventamos juntos.


Cuando te recuerdo, me perdono a mi misma por no haber corrido hacia vos.
Cuando te recuerdo tengo más que un recuerdo corriendo por la yema de mis dedos, entre la inmensa oscuridad de las pupilas, entre los ríos inagotables de mis mejillas.


Aún no conozco a nadie que haya sobrevivido a un infierno como este, nadie, excepto tú, que arrinconaste mi rostro y lo encapsulaste en fotografías, para recordarme, para olvidarme, para no saber de mí, sabiendo que aún existo.


Aún no conozco a quién protagonice nuestra próxima versión, pero el final será irremediablemente el mismo, como el nuestro, como lo inevitable de un hecho.
Aún no conozco a nadie que haya amado en el mismo tiempo y espacio, con la conexión de dos imanes que se colapsan, mueven y rompen al mismo tiempo.


Es lo único que padezco, “la enfermedad del tiempo”, lo único que tengo se resume a un par de ojos, un beso y una genuina noche, lo único que tengo se resume a un recuerdo, que no se termina de marchar.


Los muertos no hablan, [nosotros escribimos.]


Los muertos no susurran, [nosotros nos imaginamos.]


Los muertos no saben que han muerto,[ nosotros vivimos sin saber que lo hacemos]


[…] esta noche estoy tan triste, como lo estaré el resto de las noches que me queden de vida […]


Un muerto jamás tomaría tu mano de la forma en la que yo la sostengo, un muerto jamás te vería de la manera en la que se desvanecen mis pestañas sobre tu hombro.


El día que te perdí, el día que me perdiste, sin saberlo como tal, sin planearlo, sin vivirlo y aún sin saberlo de cierto; nos tomamos de la mano, caminamos en dirección paralela, nos despedimos, uno a la izquierda y el otro a la derecha, tan cerca y no pudimos decirnos adiós, sin matar el cuerpo que camina, viste y calza, nos tomamos uno al otro, y nos suicidamos, juntos a un eterno y sobrehumano retrato sin imagen, que nos desprendió la vida del cuadro para encerarnos en lo único que jamás nos separará, ¡una trágica muerte!.


-Coloca tu mano, aquí...
-¿Sientes? Sí.
Es mi corazón, está roto y jamás se restaurará.


Lo que uno escribe…
                                     El otro lo continúa…


A ti, que en otra vida, morirás, justamente el día de mi nacimiento.


                                  (Así era, es, será…)

martes, 19 de abril de 2011

Colgados En La Pared.


-Deshacer mi alma delante de ti-
-Estamos colgando en un perchero de nubes.
-En cada cuadro mal colgado en mi pared, alguna vez te imaginé.


Pero yo, ya no escribo más, ya no escribo más.
Tengo un terremoto interior, agrávame el inusitado respiro como consecuencia de ti.
No te importa, no te importa, no te importa, yo hago, yo entro, yo busco la manera de no sofocarme, de no morir, de no perderme en ti como el peor de mis vicios.


No lo has dicho aún pero sé que ya no vivo, que tú me mataste, una vez más el tiro de gracia y no tengo tiempo de pensar, de acurrucarme en las arrugas del tiempo.


Desaparezco y me sigues viendo, no puedo dejar de verme para ti, ¿por qué no tengo espinas en lugar de huesos? quiero branquias y perderme en la infinidad, quiero aletas para volar y un par de inmensas alas muertas que me lleven al abandono, no necesito recuperarme.


No busco, no hallo la manera, el silencio me abre las compuertas de la tierra
Necesito un espacio cerrado, para compartirte.


¿Cuánto tiempo crees que nos falte? ¿Estás?¿Estás ahí? No te puedo escuchar.


¿Cuándo podremos irnos? quédense un poco, por favor, aún lo necesito, aún me derrito con el calor del sol. Necesito una razón que me deje los ojos abiertos, y me cure el cansancio.


[Tengo algo en el corazón] tengo sangre revuelta con amargura.
[Tengo algo en los ojos] tengo ciegos saltando sobre un trampolín
[Tengo algo en la voz] un canto callado, ahogado por el río que sale de mis hoyos visuales.
[Tengo una tercera muerte] que vive siempre dentro de mí.


¡Entiendo! Entiendo! Acepto, acepto y reconozco, vivo para morir, duele para que nunca jamás lo vuelva a hacer.


Universos perdidos, encontrados en el orificio de mi ombligo, noches enteras que se vuelven diminutas en la palma de mi mano.
Trágame, enrédate en mis manos, átame en el abandono, no me recuperes para después enfermarme.


¡Todo es cuestión de tiempo ¡tiempo que no tengo obsequiado!
Quiero ser invertebrada, yo no siento. Estamos mal colgados, encerrados en imágenes.


Tiéndeme un pabellón salvavidas, suplicar una vez más, nada detiene el rumbo del pescador, el paso del sol, las tardes mirando el mar, tratando de encontrarte y solo distingo mi presencia.


Cuando lo encontraste no quisiste otro, y nunca querrás otro, un camino estrecho y difícil que me arrastró entre tus talones, un camino cansado y doloroso que me asfixia lento e indefinidamente.


Te mueves a la derecha, me muevo contigo; Giras sobre el cielo, mi caída es estrepitosa, gritas el dolor aturdido y revientas mis tímpanos.
Tus risas dulces, son saladas gotas para mí.


Tus momentos de paz, estrujando las pequeñas manos de la vida, son guerras interminables dentro de mí, conflictos que me bombardean, nunca gano, siempre, siempre muero.


[Igual requiera de más ayuda] la tendrás.
[Necesitaré una manera menos cobarde de aceptar]
Recuperarme, acariciando el encaje de un vestido.


[Amarrándome a la luna, halando con fuerza la agonía] flotando en un banco de estrellas, para llegar, un poco más allá.


Seguir el camino de la música, recorriendo entre versos y prosas un agujero escondido entre maravillas e incredulidades.


[No voy a dejar que vean dentro de mí.
No voy a dejar que vean dentro de mí.
Repito, repito, afirmo, afirmo.]


No hay fotografía con la que pueda alcanzarte, toma tras toma, esperando capturar lo que me quieres decir. Una verdad intangible llena de recuerdos. Una magna y estruendosa llamarada de irá consumiéndome la emoción.


Se han roto los cristales que te encierran en mis imágenes
En cada foto imaginaria que camina sobre el techo.


-En cada cuadro mal colgado de mi pared, están pegados mis ojos.

jueves, 20 de enero de 2011

Pequeños Trozos De Sueño.



Éste nuestro pequeño gran pedazo de realidad, nuestro pequeño gran trozo de sueño enmedio de un cachibache de utopía que nunca se termina de realizar.


¿Por qué dejaste de inventar despedidas? ¡Yo soy tan feliz contigo!


-cállate! Eso es pasado, yo ni siquiera me acuerdo de haberte dejado


-supongo que siempre fue así, en realidad nunca me recordaste, jamás pensaste en mi, y yo que me volví tan huraña y definitivamente de nada sirvió todo lo que nos pasó, y ahora ¿para dónde voy?


-¡Lo tengo!


Iré al sitio en el que te encontré, a ese pequeño tiempo, a aquella ocasión ancestral en dónde me besaste, me quedaré ahí hasta que regreses, puede que nos volvamos a encontrar.


¿Puede?, es mejor que esperes, porqué siempre será así.


Hoy tengo ganas de escribirte a ti, al dulce tiempo, a las picaras manías que me dejaste, a las risas apenadas, a la expresión de temor, nerviosismo y felicidad cuando me tomas la mano.


Mi amor, cielo infinito de ilusiones amarillas, azules, verdes, rosas, bicolor, eres un arcoíris traslúcido que puedo atravesar!


Tocarte para mí significa resucitar en un escondrijo diáfano de sentimientos, si me quieres volver a ver, búscame en el muelle aquel, en el que nos sentamos cada abril, búscame cuando quieras volver a escucharme suspirar, cuando mires mis ojos y te des cuenta de que ya no he llorado, que el tiempo es una delicia y un lujo que dejé de desperdiciar.


Mira! Mira! ¿Ya viste que tan rápido corren las mariposas? Sonríen de vez en cuando mientras las gacelas no paran de volar.


No me mires así vida mía! Es que mi mundo siempre fue tan diferente, las comisuras de tu vientre son un pedazo de nube en el que me puedo recostar, tus manos siguen siendo brazas de fuego que incendian mis tórridas noches de hielo.


En mi impaciente prisa por querer agrandar mi espacio, resulta que prefiero disfrutar los pequeños tiempos que tan bien nos hacen, los inventos que disfrazamos de realidad para poder tener un poco más uno del otro.




Y es que contigo mi mundo es fantástico, es delirio y químera, frágil y burdo, una melodía que se arrincona en mis oídos hasta que se revuelve en mi ombligo, una pequeña y delicada estrofa llena de versos bien escritos dirigidos a ti.


Palabras dulces y discretas, que disfruto lentamente, esta vez, no inventaremos despedidas cuando tengas que marcharte, esta vez nos diremos un “hasta pronto” porque siempre nos hemos de reencontrar.


Un maremoto de luces viene corriendo del horizonte, una peineta para mi corto cabello y un adorno para mi trenza, despéiname, anda! Anda! Enrédame el cabello, y luego vuélveme a peinar, me encanta sentir tus dedos entre mi cabello, me haces cosquillas que llegan hasta el estómago, amo sentirte, así de nuevo, cada noche, jugando y revoloteando alrededor mío.


¡Música Francesa Para todos! Yo invito! Hoy tengo el contagio de la risa! Hoy me desperté de manera singular, brincando, despertando a todo el mundo, con el vals del ayer.


Eres mi pequeña entelequia, revuelta de amnesia, a veces se me olvida lo afortunada que soy de tenerte, y déspues me pongo a recordar todos esos pequeños momentos frágiles que nunca han dejado de pasar.


Mis pequeños placeres aumentan para compartírtelos, todo tú en este mi inigualable mundo, fácil, asequible, elemental, simple, fino, delgado, individual, natural, sobrio, discreto, mondo, lirondo, solo, mero, neto, franco, campechano, sincero, directo, claro, evidente, inocente, ingenuo, humilde, afable, espontáneo.


En este mi pequeño universo-inverso en el que te fumas mis pulmones y yo me bebo tu sonrisa; En este mundo ya no fumo, ahora respiro, ya no bebo ahora me desintoxico.


Que enorme dicha! Te la compro, porque puedo hacerlo y me la regalo por el placer de hacerlo.


¡ERES INMENSO! ¡PEQUEÑO TABÚ DE MI ALMA!


Eres el todo revuelto de nada, anídate aquí, absorve mis sueños inventándome realidades embriagantes, Eres mi sentimiento escondido, la parte blanda que guardo en un impenetrable cofre.


Subamos al horizonte y demos una mordida al cielo, derritamos las ansias de vernos, trepemos al universo por una escalera grande, la que hemos construido gracias a tanta ilusión, al menos nos hemos inventado la manera de estar juntos viviendo dispersos en el sentimiento.


¡Ríe, ¿vez lo sencillo que es inventarte? Hoy no te veré lejos, hoy iremos a caminar, meteremos las manos en los bolsillos del mar y correremos por todo lo largo de su columna vertebral, hoy me revolcaré en la arena suelta de un día común.


Pequeño tiempo que convierto en espacios repletos de mi, y de ti, eternizados abrazos que duran instantes prolongados, en los que cerramos los ojos y aún estamos con vida, estas nuestras vidas arrebatadas que aún se desprenden del alma para correr tras de ti, tras de mí.


Hoy escucharemos melodías que nos inmortalicen, hoy estás a un lado como cada día, hoy te cociné un pay con pequeños trozos de nuestros sueños, hoy te contaré el último cuento del mes, mañana prometo escribirte uno nuevo que duré 40 días y 40 noches.


¿Lo ves? Seguimos caminando, nunca soltaremos el juego de ingeniar en un sueño un escondite que nos resguarde del tiempo, hoy creamos una realidad insustituible que dure lo que tenga que durar, aunque el mundo verdadero se disuelva a nuestro alrededor.


Algún día me desvaneceré enfrente de ti, desapareceré como la aurora que envejece en la mañana.


¿sabes que día terminará nuestro pedazo rescatado de sueño?
¡Cuando dejes de inventarme y de imaginar junto a mí!

lunes, 6 de diciembre de 2010

Salto y Me Desvanezco.


Y ella, saltó, saltó y se desvaneció.


¿Qué? Sí, se desvaneció, toda, no por Partes


¿Qué DEMONIOS? ¿Ahí termina su vida? Si, ahí terminó ¡Diantres!, no puede terminar ahí, ¡vamos! No puede terminar la historia.


¡Espera, nunca dije que terminó la historia, dije que ahí terminó su vida. De atrás para adelante, ¡ven, demos un último paseo!, definitivamente no puedo seguir tomando café, me pone nervioso y siempre me he de quemar la lengua.


Escucha, la verdad es que ella era pelirroja, y a veces morena, aunque yo siempre la ví “Azul”


¡Lástima de vida!
¡Astuta muerte! que sigue rondando
¡Uno por uno mis pasos despistados
¡Rápido! Rápido! Córtame las uñas que tengo la cara desangrada
¡Además, dicen que los acrósticos son los únicos que no entienden juicios ni razones, la verdad para variar es que todo radica en una mera desilusión- Se repetía mientras dormía.


Lo ha hecho, por fin te dejaste la greña larga, siempre me decía lo mismo ¿sabes? A veces cuando lo corto, necesito decirle adiós, estas jodidas liendres no me dejaban respirar; te decía que:


La mitad de su vida, viajó por el mundo, conoció niños, hombres, mujeres, pelotas, paletas, música y coleccionaba caminos, era como una máquina reproductora de recuerdos.


Me gustaba tanto verla quitarse el maquillaje, porque cuando lo hacía, podía oler el aroma natural de su piel, y el color azul nacarado de sus ojos me dibujaba una sonrisa que podría durar semanas, antes de que ella saltara, unos 7 días antes, me preguntó que si podía comprarle una noche y que tenía la ilusión de que yo y solo yo, le regalara la penúltima noche del mundo.


Ella quería esa noche, con todas sus estrellas, con todas sus sombras, con las bancas de los parques, con los besos despistados y las arrugas de los ancianos.


¿La penúltima noche? Y ¿por qué no la última? Ah! porque la última noche ya me la había regalado ella, desde el inicio, en el primer día que la vi.


Sí, lo sé, suena extraño pero la verdad no podía negarle nada, sobre todo cuando tenía esa sonrisa, verla escribir, verla bailar, y su obsesión por los viajes en carretera, a veces se sentaba en la ventanilla a dibujar estrellas con la punta de sus dedos, le gustaba tanto jugar ajedréz con las gotas de lluvia que caían en el parabrisas.


Realmente ella era la interesante, mi vida solo era un cajón con agujeros y al conocerla comenzó a llenarme, ella me pintaba figuras en la espalda, ella me levantaba con un beso en las mañanas y corría en calzones por toda la casa, ella era mi todo, el inicio de la historia y yo solo era los puntos suspensivos, si ella no estaba me mantenía inmóvil, porque ella proyectaba la fuerza de mis pasos.


Una noche me enfermé, y cuando me recuperé, sufrí otro accidente, creo que el exceso de alcohol provocó todo, estuve un año en el hospital y ella llegaba los 8 días de la semana.
¿Has dicho 8 días? Sí, es que ella era tan creativa y diferente que se inventaba, horas, minutos, días y años con el afán de mantenerse más tiempo cerca de mí.


¡Dios! No puedo continúar! ¡La extraño tanto! ¡Tanto!


¿Pero por qué saltó? ¿Por qué lo hizo? Si me has contado lo mucho que se amaban, así que ella solo saltó sin importarle tu sufrimiento? ¿No le importó la vida que destrozaba al suicidarse?


-Nunca lo he comprendido, solo lo hizo y listo, era tan impulsiva y a la vez tan metódica, ella tocaba el violín y sus dedos acariciaban las cuerdas, así como lo hacía con mi alma, después de mi accidente, enfermé nuevamente de gravedad, no recuerdo mucho, pero fué como abrir y cerrar los ojos al mismo tiempo, pero de manera muy extraña, cuando reaccioné, lo comprendí todo, ella no estaba, ella se había marchado.


¡Mi habitación desocupada, no había maletas ni ropa, ni agua ni comida y yo estaba atado a mi cama y con las luces apagadas, todo iba mal, yo no comprendí en dónde estaba ella, lo último que supe después de varios días es que estaba en el muelle, en el mismo en el que nos conocimos una tarde de invierno.


Cuando supe en dónde estaba, me solté como pude y corrí hacia dónde se encontraba, le grité con desesperación, pero no me escuchaba, al ver que tenía todas las intenciones de saltar la jaloneé pero ella se zafó, se quedó callada y con lágrimas en sus mejillas, gritó: ¡TE AMO!, y déspues de eso un silencio, déjame decirte amigo que esa frase fue lo más doloroso que me había dicho, así que simplemente saltó.


¡Sigo sin comprender, ¿porque saltó? ¡vamos con todo respeto esa mujer tenía que estar mal de sus facultades para dejarle inmóvil y atado de manos.


No amigo, no le he dicho, Ella, saltó, ¡porque yo había muerto meses antes!
Enfermé de la peste del insomnio y sorpresivamente fallecí, ella vivió 7 meses cerca de la playa, pero no pudo más.


¿Sabes de alguna otra cosa que sea peor que la muerte?
¡No, yo creo que nada, ¿Por qué?
¡Porque si la hay, ¡Vivir a medias!Ese dolor en las costillas cuando respiras y te das cuenta de que sigues asfixiándote, cuando yo morí, ella saltó para estar conmigo, y saltó y saltó y ahora viene en camino.


-Dicen que el silencio es la voz de lo incomprensible, yo digo que lo incomprensible ya me es tan indiferente.


¡Dicen que la vida nos lleva de la mano directo hacia la muerte, yo pienso que si se asoma, es para enseñarnos que si no morimos, jamás comenzaremos a vivir.


¡Desde ese día, Salto y me desvanezco para morir las veces que sean necesarias!