lunes, 1 de octubre de 2012

Cadáver Exquisito.



(fotografía tomada del National Geographic)






-Y las maravillosas  DELICIAS GALOPANTEs se le colgaron de las plumas, de su ala izquierda,  de todo aquello que lo hiciera girar, y su aflicción fue multiplicándose, fue gimoteando imparable, entre el blanco azulado del celaje pueril, entre las esféricas figuras de los sueños de la mar. ¡Nubes! ¡Nubes!  [Algodones traslucidos de Su LETARGO boreal]. 
Y se le fue arrullando entre las costillas,  entre el AZUL petimetre con el que alborotaba los amaneceres. ANGUSTIA revoloteándole en el talud de los SUEÑOS, y tras asomarse a la ventana IMPRUDENTE cuál pardo canario. Se le murió el ruiseñor, se le murió el canto, se desvaneció y sintió en el pecho, una parvada enmudecida de DIASTOLES embravecidas.
¡Pereció el PÁJARO aquel! Y su cadáver exquisito se quiso comer. La CONCUPISCENCIA desintegrada y solo le quedó su “Tanta bondad”. De entre todo el amor la conmoción le provocó una COMPULSIÓN agónica y se remontó a sus recuerdos sibilantes en dónde le leía poemas rotos, en dónde le cantaba amarillo, en dónde POSTRARSE ante su pena, le evitara "berrinchar".
Y la SECRECIÓN le rodó como excitante COMBUSTIÓN cuál HECATOMBE mordaz de los ojos al caparazón,  pizca a pizca las migajas de agua de sal fueron el ESTREMECEDOR espiral como vueltas CARACOLar.
Y En el INUSITADO olor que dejaba por las mañanas, aquel vuelo de ave, aquel recuerdo del tan magnífico errante, se le extendió en el olfato, se le guardó como desdichado guardapelo, y en el TRASNFONDO se le formó un inmenso CUENCO, ¡La perdida de aquel volátil! No le llovían las estrellas, no le brotó de los ojos pero ¡Ah! ¡Siempre! ¡Siempre! Le gotearía el corazón-.





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