domingo, 16 de mayo de 2010

¡BEBAMONOS LOS MIEDOS!


Nunca he estado lejos de ver más allá de lo que la vida aún es. La mañana yace a millas de distancia de esta noche.

Ningún hombre podría robarme el corazón, pero con monedas de oro, podrían sobornar al barquero y quizá puedan verme de lejos.

Las estaciones del año comenzarán a enterrar mis sueños subterráneos.

Lo harán con la ayuda de la luna inmediata, cabizbaja y serena.

Fragancia de millones de cobijas absorbiendo las lagrimas de Dios.

Colores cromados con aceitunas en las esquinas, tengo un par de pendientes sin resolver colgando de mis orejas, tengo una melodía apoderándose de mi cabeza, es dulce y amable, tiene aromas irresistibles y promesas en sus entrañas.

¿Qué viene ahora? Me preguntaba mientras viajaba, mientras alisto un par de maletas por aquello de los imprevistos.

Tengo un par de zapatillas adornadas con rayos de sol, son azules con gotas de ámbar.
Tengo un par de alas costuradas con tanza y llenas de esperanza.

Tengo un baúl repleto de cadenas en donde he decidido guardar esos recuerdos inservibles, ya están muy al fondo, tanto que se eliminaron de mi lista de espera.

Hoy por la madrugada mientras comencé nuevamente a fumar, platiqué con la señora VANIDAD, nos cuestionábamos el porqué de los actos innecesarios, el porqué de las mismas historias una y otra vez.

Me cuestionaba el porque no me dejo Halagar mientras el mundo se inclina ante mi majestuosidad, pero reparé en ese acto y dije que no había majestuosidad en mí, solo una mueca diferente en algún lado de mi cara.

¡No hay vanidad que no valga la pena! ¡No hay vanidad mal invertida y sin merecer!- me dijo con enojo, ¡tonta muchacha que no sabe de la soberbia de vivir! – eso fue todo lo que escuche, y dignamente bajó por las escaleras del mar y se hundió en un infinito ¡adiós!

Después vino ella, la damisela de la SERENIDAD, con sus cabellos largos y cobrizos, con el rostro más hermoso que el ojo humano podría imaginar, con una estola amarrada en el sutil cuello de garza, con las manos de un suave aposento que acariciaban mi desdicha, esa mujer supo bien como amartelarme las ojeras y disfrazarme la desesperación, ella no dijo mucho, pero dijo lo suficiente. Esa hermosa mujer de letras cansadas me dijo: “Niña, deja de sufrir, empieza a ser feliz”

Lo he decidido, ya esta cocinándose la gracia por las plegarias sin escuchar, además ¡vamos! Estoy desperdiciando mis 103 años de vida, solo me quedan unos cuantos y el encanto habrá acabado.

Este mes he decidido mentir, solo para saber un par de verdades, y lo he logrado, logré saber lo que deseaba, ja.

¡Rayos! Amo mi mente, amo mi Megálomana manera de ser, Porque ya no hay hombre alguno que me haga sentir, AMO escribirte y que creas todo lo que escribo, soy una sincera mujer que no pretende vivir acompañada, amo la soledad y el tabaco sobre mi boca.

¡Que gusto haberlos conocido a todos, amores pasados, presentes y claro ¡ ...Futuros! ja. Porque todos han de recordarme, cada uno a su manera, pero siempre recordandome.

Fantástica tregua de un placer inquietante, humillación revuelta con fantasía.

Tengo un amigo imaginario lleno de sorpresas, que me susurra todas sus proezas y mágicas historias cuando viene camino a verme.

Le palpita el corazón tan rápido como a mí cuando he de contarle la clase de persona en la que me he convertido, cuando le digo, las muchas bocas que he besado sin sentir sabor alguno.

Porque he de contarle a todo aquel que pose sus ojos en este viejo desván, que, sin dudarlo, estoy un poco loca, un poco enferma, con un pie cerca de las manos de la muerte, estoy deslizándome sumamente sobre su cama y no pretendo dormirme aún, pero no la quiero enfadar, le daremos tiempo al tiempo.

Las cosas no suceden porque a si han tenido el gusto de ser, sino porque han estado escondidas planeando el ataque perfecto, el que podría ser mejor y menos doloroso.

Te he de dedicar unas letras, porque siempre estas tan cerca a pesar de no haberte tocado, en realidad estas más cerca de lo que he notado.

Simplemente porque, puedes endulzarme la vida, porque tu cabello tan negro y lacio se me derrite por los ojos, y podría lamer tu sonrisa hasta dejarte inmóvil, te firmare la foto que me has pedido, le pondré de mi puño y letra las palabras acordadas, y plasmare un suspiro aterrador cuando te la entregue, después sin dudarlo, me acercare a tu boca que aún no he probado, vaciare un estrepitoso beso sobre tus labios y te sonreiré como símbolo de, ¿vergüenza? ¿Sonrojo? Finjamos que aún tengo pudor. Ja.

Estoy empezando a cocinar un manjar perfecto, el mismo que derretiré sobre tu cuerpo, recuérdame que eres un remedio infalible contra la cordura, no debo beberte, ni saborearte.

Estoy, “Armando” Un plan infalible para poder sonsacarte el misterio y perderme en tu aroma sin sabor en mi lengua, te he de regalar una noche, pero no ahora, pero no en esta vida, solo sabré que podre agradecer cada elogio mal insinuado y tan perfectamente estudiado de mí.

Estoy acostumbrándome a la serenidad, y decidida a vivir en paz.

Sin premura alguna comenzaré a ser feliz, con calma y sin desespero, esperare a que los días borrascosos se limiten a buscarme.

Como las alas suspendidas de un pájaro que se aceleran a revolotear por la asustadiza escopeta de un cazador.

Como las sirenas recostadas sobre las vertientes del mar, tan finas y suspicazes con el encanto de su voz.

Vivo en el anticuado paraíso de la sobriedad que no es más que un encanto pasajero.

Sin premura en mis pasos, comenzare a desvestirme lentamente hasta cabalgar sobre el éxtasis de una pasión invisible, en la que no existan más amores, ni pasados, ni presentes y me asegurare muy bien de que los futuros nunca lleguen.

Esta noche, he platicado con el arco de mi espalda, y me ha dicho que está cansada de cargar tantas penas.

Me ha dicho que no se explica el porqué de la obsesionada manía por sufrir, el porqué lamentarme aquel amor que nunca será para mi, mientras él solo se vanagloria y se obsesiona con coquetearle a miles de mujeres, mientras yo, en aquellos tiempos en los que le amaba, siempre tuve un corazón completo para él.

Mi razón me dio un par de bofetadas y me dijo que dejara de pensar en estupideces, que muchas mujeres desean mi belleza y mi mente, elegante y sin titubear, ¿acaso soy demasiado ruin y vanidosa? ¡No! Ruin ¡No! ¿Honesta? ¡Podría ser! ¿Vanidosa? ¡Quiza, quiza!

Como aquellas sutiles cartas entregadas muchos años después, diciendo: “No podemos estar más tiempo juntos, he encontrado un nuevo corazón, más joven y discreto que me puede vaciar la excitación de un solo golpe”

¡ESO ES CRUEL! Sí, lo es, pero al menos es honesto, nos dedicamos a odiarle al pedazo de hoja, cuando es el escritor el que debería pagar.

¡Qué divertida es la vida!

¿Quién quiere hijos cuando puedo tener silencios?

¿Quién quiere hijos cuando no tengo un techo en donde recostar este despedazado cuerpo?

¿Quién quiere Un padre cuando la proeza más grande que hizo fue haberme abandonado?

¿Quién necesita de un padre podrido en oro, cuando lo único que podría haberme dado de valor se resumía a un cuento por las noches?

¿Quién necesita un amor cuando puedo tener miles por doquier, por todo el mundo y sin sufrirles?

¿Quién necesita el amor de un hombre que no sabe amar, cuando tengo a uno perfecto arrastrando mis penas en su espalda, cansándose por mí y discutiéndose la vida con el diablo para salvar la mía?

No necesito más, ¡basta de dolencias mediocres y misteriosas!, ¡basta de lamentar la incapacidad de mi cuerpo por sanar!

Esta tarde rebotare piedras sobre el canal de San Martín.

Caminare a toda prisa y esquivare las piedras que se meten debajo de mis dedos.

Besaré una infinidad de labios sin siquiera tocarles.

Hurtare del cielo la estrella más hermosa y me la colgare en el cuello.

Vaciare los vómitos inservibles de mi cabeza y destrozare de un solo golpe los recuerdos putrefactos que rondaban por estas manos.

Iré de puntillas sin asustar a las luciérnagas que bien me han alumbrado el camino por esta insensata manera de vivir mía.

DOrmire Esta perfecta tarde que aún no llega, escuchare mil veces la llorona de los cuentos pasados, y fingiré que le entiendo y comprendo su dolor, solo para ganarme su confianza y después ¡Asesinarla!

Y voy a apostar mi tiempo.
Y voy a apostar mi belleza indiscreta.
Y apostare los gustos que tanto me excitan y revuelven las entrañas.
Y voy a apostar mis miedos.
Y voy a vaciarlos todos en el mar, para correr con menos carga sobre los hombros.
Y voy a viajar por última vez a Francia, en donde todo comenzó, en donde se adhirió a mí esta terrible peste del insomnio como la que alguna vez existió en Macondo.

Me extraña como las luces se encienden, las luces se apagan, las luces parpadean incansables cuando las cosas no me salen bien.

Me acuesto como un perro cansado, lamiendo sus heridas en la sombra, es un raudo ejemplo pero bien asimilado a esta identidad.

Me recuesto sobre la cama como una cansada mañana después de un diluvio de lágrimas sin sal.

Lagrimas sin ojos Que se derritieron cuando vieron aquella escena, En donde Su eterno amor, La noche, caminaba sobre el cuerpo de alguien más. !fue así como le pagó!

Tratare de seguir una vida descuidada de los ayeres y muy preocupada por este día.

A veces siento que he traicionado al tiempo que no buscaba más que darme una buena lección, pero no estoy dispuesta a dejar que alguien más maneje esta escandalosa vida de vicios y sugestivas emociones.

Tiempo de viaje para aprender mi vida secreta en este mausoleo.

Y La ciudad es tan fea en la luz de la mañana, pero ¡qué bien se siente no estar tan cerca de casa!¡Nunca pudo sentirse tan bien!

¡Bebámonos la muerte! ¡Bebámonos esta noche!

Embriaguémonos por última vez, tu y yo nada más, Sí tú, Mediocre decepción, invitemos a las dolencias y terminemos esto.

Y todo lo que necesitaba para caer no valió tanto la pena.

Si no he de caminar, más vale que me arrastre.

Todo lo que necesitaba para caer, solo eran asustadizos recuerdos.

¡Que mundo más tranquilo después de todo!

De aquello que creí que vendría, nada vino en realidad.

Pero nada me quita el gusto, pero nada me quita el placer de ser un monumento conocedor de los más bajos y viles sentimientos.

¡Qué momento después de todo! ¡Qué momentos! Y ¡son solo míos!

Las estaciones del año comenzaran a enterrar mis sueños subterráneos, ¡VAMOS! ¡DE PRISA! ¡Sin Dudarlo!

¡BEBAMONOS LOS MIEDOS, DE UNA BUENA VEZ!



l'écrivain: PiPa Fumatori ★