miércoles, 8 de agosto de 2012

Vesania Post Mortem Auctoris





Después de morirme, ¡Te escribí! tuve que hacerlo para concebir la vida sin ti.

“Cuando tus "Yo" Murieron, Yo morí contigo. Cuando eso pasó ya no fui más ni de ti ni de mí. No soy desde aquella imperecedera y melancólica lobreguez…. ¡No soy! ¡No soy! desde que el lacerante Tic Tac de tus entretelas me desmembraron el corazón.

Ya es tarde para la penitencia de los pecados. ¡De los todos! De los rotos, De los ojos De la inexpugnable respiración del rompimiento absurdo de la derrota-

-Que sería de tí sin mí, que sería de Mi sin El "Recuérdote" a diario.
Somos el trasfondo galopante de un pájaro, las sendas rutinarias de emblemáticos recuerdos, cansados de sonrojar ante la fatalidad del olvido.

-Tengo una diástole en el corazón, una encrucijada medieval, de pasadas y dolorosas remembranzas. Pidiéndole a las noches taciturnas el recuerdo de "Tú-

[Solo lo dirá tu oído]

-Quizá acompañarme o finir que me acompañas me resanaría un par de veces al mes.
Nada sería más grato que morir así, en el "acompaño" de tu ausencia Y en el impávido sentir que siento arañando el cuchareo de mis ojos en el vacío inmenso de éste perdido momento.

y yo parto en estado vertical sobre el paraje de la orilla, intentando acercarme más, por medio de letras, por medio de luz, por medio de luciérnagas. Creyendo con vehemencia falsedad que quizá podría eso extinguir un poco la lejanía, quizá acercarte más, quizá acercarme más, solo para así, ¡dejar de confinarnos a esta compartida soledad, languidez.

-Día con día por tu ausencia, día con día con mi sentencia.
 Mi buen "De la Barca" un día me dijo a los ojos:
Pero véate yo y muera
Que no sé/ rendido ya,
Si el verte/muerte me da
El no verte/ ¿Qué me diera? (Ese día comprendí más de tres cosas)

Entonces sucumbí ante mí, me acepte como destrucción, como ser incorregible, me dispuse a escuchar en un solo día todos los perdones escritos ayer, y las maldiciones de “los aquellos” a quién tanto lastimé
              
Y ahora tú, ¡Por piedad!
Háblame con la voz de tus ojos
Háblame con tus manos
Háblame con tu silencio
       [Pero háblame]

Comete mis “extraño” comete pero devóralos, cada uno desperdigado, los sumados a los nuevos melódicos pesares.
Parvadas de destinos sin rumbos.

El reposo sobre tu pecho, aquel amor y su terrible antojo lleno de perdón, de falacia, de necedad, de pasado. El antojo de las madrugadas y de la tibia disculpa por Robustecer mi amor por ti.
Yo quiero de ti, ser el azul, el verde y el blanco de aquellos instantes fotográficos que llevo en mi guardapelo. Guárdate en mi pecho, aquellos faros que surcaron mis mares.

Aquella última mirada después de marcharte.
Mi certeza es tardía. Llegué tarde a ti, mientras me esperaste, para no seguir. Es poemario el verso que escribo de ti.

Apágame las luciérnagas y trina sobre mi corazón-. No es no poder quererte, es no tener como hacerlo. El llanto perjuro y solitario se desborda del silencio, se emancipa como trueno directo a las plantas de mis pies.
No es no querer amarte, es no poder contestar a los hemisferios de mi cabeza sin perder la cordura en ello
Amor, amor! que sobre abunda en el vientre de mi corazón te echo la culpa de mi tenaz sentimiento, prefiero saber que eres tú quien se marcha para acabar con mis desvelos.

Hoy soy de ti, lo que tú de mi No.
[Lo que no es]
Duérmanse las rumenellas en ti/ Duérmete en mí.
De tus ojos parto/ de ellos muero
De tu regazo sueño/ más no despierto
En tus ojos impávidos descanso
[En tus pupilas meso la noche]

En tus pestañas me cobijo

Vivo en ti, hasta que amaneces, despiertas sonríes y vuelves a desaparecerme.
Mi vida [en ti reposa]
Mi muerte [tu desprecio]

-Cálleme esta hecatombe el corazón-
Cállame en la desdicha, cállame porque no sé si te quiero o no, porque no sé si seguirnos jugando el tiempo o dejarte de embravecer, haz algo por mí, asfíxiame o “déjame” no con la ausencia, ni con los recuerdos, sino con el olvido. Las historias vivas e inexistentes de ti. Son impactos en mi memoria.

Cuando tus “yo” murieron, Yo Morí contigo. Con “ellos” con todo lo que fuere de ti el más grande de mis pesadumbres.

Se me apaga el Ti Tac, se me pierde tu tic tac. Me arrullo en tu reloj, en el bolsillo de tu pantalón.
Se me agota el tiempo de los  “tus” en inviernos. Esta mañana llueve melancolía y entre sus brazos lleva hipocondría, en su regazo tristeza a cuenta gotas. 
Me parte en minúsculas prosas que son arrastradas por el soplido amargo de una calle, con hojas arrugadas, que a su vez contemplan la imagen del sol sobre el lago.
Mi corazón se hunde allí, en el reflejo de tu NO existencia, en las alas de los pájaros en “V”, me han dicho que traen buena suerte, pero los ingratos no bajan a bendecir lo que está maldito-

Rueda sobre el empedrado el extinto cadáver de mis goteros personales, ¡Peregrinan sobre el suelo los lloriqueos que gimotean el quebranto abatido de ti.

¡De nadie culpa es, este llano muerto en el punto en medio del desazón, De nadie culpa es, lo que provoqué.
¡Húndase mi alma, espíritu y desconsuelo en un batiscafo de soledad! ¡Bien merecido tengo el conspicuo y trágico llanto de mi perniciosa juventud.

 No soy desde aquella imperecedera y melancólica lobreguez…. ¡No soy! ¡No soy! desde que el lacerante Tic Tac de tus entretelas me desmembraron el corazón.